Aguantó todo tipo de halitosis, lágrimas, mucosidades y manos sucias; en el mejor de los casos impregnadas de helado o cualquier golosina. Absolutamente indefenso, soportó golpes de los usuarios cuando se tragaba las monedas antes del tiempo estipulado para una conversación… La compañía jamás salvaguardó su integridad manteniéndolo en óptimas condiciones.
Anticuado, infectado de virus, bacterias y submundos imperceptibles al ojo humano. Deshidratado, vejado y con la desesperanza de que lo conecten al 4G, suplica una digna retirada por los servicios prestados a la comunidad.
Fdo: Teléfono público
©Pilar Cárdenes
Que los viejos aparatos telefónicos también tienen derecho a una jubilación digna.
ResponderEliminarUn saludo.
Aun puedo darle de comer, conservo alguna ficha. Un abrazote
ResponderEliminarPobrecitos, están en vías de extinción.
ResponderEliminar¡Muy bien descripto, Pilar!
Besos.
Muy original esta queja de los antiguos aparatos que parecían daban una seguridad al viandante por su prestación en cualquier momento necesario. Nunca se me había ocurrido pensar la cantidad de suciedad que tenían encima, jajaja, pero cierto es que ya podían haberlos cuidado mejor.
ResponderEliminarMe ha encantado Pilar.
Un abrazo.
Pobrecillo.
ResponderEliminarTanto aguante y mira... si es que no se respeta nada...
Muy bueno.
Besos.
Pues quizás con el tiempo mucha gente los eche de menos.
ResponderEliminarBesos.
Buen grito de socorro, el de este compañero que tantas veces cobijó nuestras llamadas juveniles. Angustias y alegrías. S.O.S
ResponderEliminar