Llevo infinidad de internautas en la
bodega de mi casco hundido. Durante los primeros
tiempos de su estancia en la red, creyeron que el medio era amable con ellos.
Estos espectros se confiaron al tener todo a su disposición. Hubo quienes
pensaron en la posibilidad de experimentar una segunda vida al amparo del
anonimato, otros se introdujeron en chats y redes sociales abducidos por la
quimera. Soltaron amarras y entraron en aguas peligrosas, a la vez que
relegaban innumerables tareas inmediatas: relaciones sociales en persona,
familiares, sexuales e incluso otras de las que dependía su subsistencia.
También los hubo que se salvaron del naufragio; escogieron otro buque conscientes
de la vulnerabilidad de esta nueva manera de relacionarse. Entonces y ahora, surcan
los mares virtuales con cautela, sin sentirse abducidos por los últimos
sistemas de mensajería, o cualquier aplicación de las múltiples que aparecen
cada día. Avezados navegantes que manejan con destreza el timón, virando y
poniendo rumbo a otros mares cuando no están a gusto con los vientos que
soplan. Un vez izado el velamen, disfrutan el momento de la empopada hacia una
nueva aventura... ¿La última quizás?
Oleo 48x38 Isabel Ramirez, 1947 © Pilar Cárdenes
Interesante entrada Pilar. Un relato que me deja una sensación de cautela, lo encuentro además didáctico...
ResponderEliminarGracias.
Un beso.
Muchas gracias mari carmen, me halaga tu comentario.
EliminarPara mi gusto, toda cautela es poca, pero bueno, en el post lo dejo clarito.
Besos y buena semana
Sírveme tu entrada para aceptar que hay cada loco en las redes y no está de más andar con precaución! :P
ResponderEliminarjeje muy interesante Pilar. :DDD
Besos y buen finde =))))
Y contra gustos no hay disputas, así es que "cada loco con su tema", pero con cuidadín. :-)
Eliminarbesos, Liliana
Un texto muy oportuno para esta locura de redes y dependencia virtual.
ResponderEliminarMuy bueno, Pilar, me gustó mucho la imagen del naufragio y de los espectros, porque en realidad todo puede convertirse en una ficción fantasmal.
Un abrazo.
Me alegra saber que te pareció un post acertado. En cuanto la imagen, llevas razón, todo puede convertirse en cualquier cosa.
EliminarUn abrazo, Mirella
En ese mar muchos se hunden. No hay manera de salvarse a sí mismos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy difícil si no se tienen algún salvavidas a mano.
EliminarUn abrazo
Viajeros que nos hacen compañia durante un rato, otros llegan y unos se van y estan los que no se van pero tampoco estan. Las redes atrapan pero no recogen. Al final siempre estamos los mismos, esto es nosotros solos. Un abrazo sabia de las redes
ResponderEliminarEster, "Las redes atrapan pero no recogen", magnífica frase que lo resume todo. Para nada soy sabia de las redes, pero cuando se lleva un tiempito en el ciberespacio, es fácil darse cuenta de cómo funcionan las cosas.
EliminarUn abrazo y feliz semana
Que es mi barco mi tesoro...
ResponderEliminarAsí vamos, navegando ya ocho largos años, en buena compañía casi siempre.
No sabemos lo que nos deparará el destino.
Buena travesía.
Quizás tu gusto por Espronceda sea el motivo por el que Eolo te ha enviado buenos vientos, pero no descuides las corrientes, los cabos y sobre todo, los golfos.
EliminarBuena travesía para ti también.
Que cierto es lo que con maestría expresas en tu relato. Menos mal que el manejo con cautela está en casi todas las mentes para no caer en la seducción de las buenas palabras y quizás malas intenciones, porque de sobra sabemos que de todo hay...
ResponderEliminarUn placer pasar por tus palabras.
Un abrazo Pilar y buen fin de semana.
Hay incautos que en su ingenuidad son carne de cañón para para personas con intenciones poco claras... Lo mismo sucede fuera de la red, la diferencia estriba en que aquí tienen innumerables cosas a su favor.
EliminarElda, el placer es mío al recibir tus palabras.
Un abrazo y buena semana
Navegantes de esta era, surcando mares estamos...
ResponderEliminarBuen fin de semana, un abrazo
Navegantes somos y en el mar nos encontraremos.
EliminarUn abrazo, Milena, y buena semana
He evitado varios naufragios... ahora soy más prudente y de momento aquí sigo.
ResponderEliminarBesos.
Evitarlos metido en el berenjenal, te convierte en un experto navegante.
EliminarNunca está de más aprender a serlo...
Besos
GRACIAS POR LA VISITA ...UN PLCER DEVOLVERTELA BONITO BLOG PERO ESE BARCO A MEDIO HUNDIRSE ME DA PENA...FELIZ FIN DE SEMANA
ResponderEliminarSALUDOS
Siempre habrá un "pero" para todo.
EliminarSaludos
Yo llevo una singladura ya de 8 años y 5 meses, me siento muy a gusto y el balance es positivo, por lo tanto, continúo. Pero sí, hay de todo y hay que tener cuidado, como en la vida real, porque detrás de cada uno hay un ser humano. Es una pena cuando naufragan internautas, especialmente si son blogueros de larga data y siempre es fuente de alegría conocer a nuevos.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Qué bueno lo que dices, Myram, y así sucede con la mayoría, pero no olvido temas como el acoso o bullyng, en cualquier momento, ya sea escolar, profesional o de cualquier índole, las estafas monetarias, suplantación de identidades, pederastia, y así una larga lista interminable con importantes vacíos legales que dejan indefenso "al más pintao". El naufragio bloguero, como dices, es una gran pena porque todos tenemos algo que aportar y, a la vez, aprender de los otros.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Muy buen relato Máxima creatividad !! Felicitaciones escritora
ResponderEliminarEl tema muy nuestro. He logrado sobrevivir sin heridas Tengo tanto que agradecer a este mundo virtual, que los pequeños inconvenientes , se olvidan ante el balance. De la virtualidad han saltado a mi vida real, verdaderos amigos gracias al blog. Pero tienes razón hay que tener cuidado, más que en la vida real creo.
Sigo en los 14, no he pasado a más Estoy esperando que la última farola antes de llegar a casa no se convierta en un ser con los brazos abiertos, en los que me quiero refugiar para que me cargue jajajajaja!!!!!
Besotessssssssssssssssssssssss
Muchas gracias, Gizela, siempre tan cariñosa :)
EliminarCelebro que hayas tenido tanta fortuna; eso debería ser la tónica natural. Sin embargo, como respondía a Myriam, hay una fauna por la virtualidad que, al amparo del anonimato y vacíos legales, destrozan la tranquilidad de cualquiera.
Oye, los 14 son muchos!! Qué mejor recibimientos que esas farolas de alrededor. jajajaja!... Te cuento: yo voy por 1,5 (con la coma entre las dos cifras, eh... mmm.... O era 0,5? ;)
Un beso y feliz semana.
Has metido la vida en tu relato, todos vamos en barcos y cuando no nos gusta cogemos otro, los barcos son el destino.
ResponderEliminarA mí también me gusta el silencio, pero vivir sola, eso sería una tragedia para mí.
Gracias por tu visita y por tu cariñoso comentario, me ha encantado que me visites.
Besos, feliz semana.
Hola, Demofila, quizás porque la vida virtual sea un espejo de la real.
EliminarSiempre queda un barco que coger o el famoso último vagón del tren.
Besos y feliz semana para ti también.
Listos esos marinos que supieron cambiar el rumbo en horas turbulentas. La mar es sabia, como la vida. Nos enseña que cuando la singladura peligra hay que girar el timón sin miedo, tantas veces como sea preciso. Un abrazo.
ResponderEliminarAna Mª, pienso exactamente igual. Sin embargo, no todos tienen la fuerza suficiente para cambiar de rumbo, generalmente por miedo a enfrentarse con lo desconocido, sin tener en cuenta que zozobrarán.
EliminarUn abrazo
Cuánta razón tienes, querida Pilar.
ResponderEliminarDespués de tanto naufragar uno se vuelve más prudente... pero nunca es la última.
Mil besitos, preciosa.
Con toda seguridad, de la última nos vamos volando transformado en cenizas.
EliminarBesos, Aurora
Este mundillo bloguero a veces se vuelve un poco pesado, pero sirve como antídoto para pasar de muchas otras cosas. Y pesado me refiero porque tienes que tener su tiempo y dedicación, y a veces también te cansas. Pero lo bueno es que siempre está uno a tiempo de tomar otro barco, cuando uno se canse, o veas que el tuyo se hunde.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Hola, Rafa, tienes razón que el mundo bloguero lleva una dedicación, no una obligación, y así cada cuál postea y visita cuando puede. Pero mi intención en esta entrada no iba por ahí, sino por la ingenuidad que tenemos cuando nos metemos en la red por primera vez.
EliminarBesos
Al que le gusta la mar, se embarca aunque sea en una chalupa. Luego, los vientos pueden ser favorables, o no, la mar, bonancible o borrascosa, pero de cualquier forma, el que por su gusto navega, nunca se cansa.
ResponderEliminarLa entrada da mucho que pensar. Me ha gustado.
Salu2.
Así es, Alfredo, la subsistencia en el mar depende de muchos factores.
EliminarMuchas gracias; me alegra que te haya gustado.
Saludos
Intento ser lo mas prudente posible respecto a las redes sociales, tengo Facebook en el cual cuelgo fotos, pero ¡nunca! personales, no quisiera hundirme en un barco a la deriva.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Conchi, en Facebook hay quien cuenta su vida paso a paso como si todo el mundo estuviera pendiente de que come o con quien salió. Una foto me da igual porque no soy tan importante que alguien pudiera interesarle.
EliminarUn abrazo
deliciosamente vos escribiendo
ResponderEliminarme acomodo en tus letras ley♪éndote.me encantas
Muchas gracias, Recomenzar.
EliminarMe encanta la nota musical intercalada.
es mi arte mujer el de mi alma
EliminarMe gusta tu relato, es muy cierto que internet ha sido una herramienta revolucionaria a la hora de relacionarnos. Como todo en la vida, puede ser bueno o malo según el uso que le damos. Saludos
ResponderEliminarHola Ingeborg. Estoy de acuerdo en la relatividad, pero hasta en el más inocente de su uso y casos, hay que andar con pies de plomo.
EliminarMuchas gracias y saludos
Hola Pilar, naufragar es una consecuencia de navegar.....
ResponderEliminarGracias, pasa buen día, besos lorquianos..
Hola Don Vito, pues sí, es una de las posibilidades...
EliminarMuchas gracias a ti y feliz semana
Besos
Pilar:
ResponderEliminarDebo comenzar esta visita a tu casa agradeciendo tu visita a Contrastes y por tus palabras que aprecio mucho.
Bueno, en relación a tu entrada, tengo que decir que me ha gustado la manera como has usado las palabras en el texto para referirte a esto de "navegar" por las redes sociales y el afecto que estas producen en nosotros y en aquellos que nos leen. Desde luego que se corren riesgos enormes sino se sabe mantener el equilibrio entre lo real y lo irreal, si uno no es capaz de controlar el impulso de estar "conectado" permanentemente hasta el punto de convertirse en un esclavo de las redes. Pienso que si se logra transmitir aquello que deseamos, si logramos interactuar con los lectores sin perder de vista nuestra propia privacidad o contacto con la realidad, entonces, habremos controlado el timón del buque para navegar hacia puertos seguros. Yo llevo el mío hace ya siete años y cada domingo siento que soy feliz de llegar al puerto final y empezar conscientemente un nuevo y, siempre, con el alimento de la poesía.
Me quedo feliz de conocer tu casa!
Saludos primaverales desde Suecia.
Gustavo, estoy de acuerdo, cada uno usa el inabarcable ciberespacio como quierre o como puede. Me alegra saber tu opinión al respecto, que te gustara mi menera de usar las palabras y, sobre todo, la felicidad que te proporciona el blog.
ResponderEliminarMuy agradecida con tu vista, te mando saludos desde el Jardín de las Hespérides.
Hay quienes naufragan, otros dejan el barco abandonado a la deriva. Algunos siguen su viaje tenazmente, otros cambian de rumbo. El navegar es así, va con la personalidad de cada uno y las circunstancias que la vida te plantea a diario.
ResponderEliminarYo, navegando, pasé por aquí.
Y dejo saludos.
¡Hola navegante! Y a mi me alegra que los buenos vientos te trajeran hasta mi humilde espacio. Pero quedaste encallado en el pasado y no te vi hasta este momento.
ResponderEliminarPronto pondré rumbo hacia el tuyo.
Saludos