A veces ocurre que las palabras con una cierta sonoridad no son
las que más nos sitúan en un plano de complacencia y de devaneo intelectual,
sino que también están las que nos eleva hacia una ambivalencia y displicencia.
Cogido de la mano va el que camina hacia la acción de escudarse en una
situación cómoda para mantenerse alejado del cumplimiento de otra: “el que se
hace el loco”, “eso no va conmigo”, “no se de que me hablan”, o “me lo llevo porque no se va a enterar”
Por estos lares hay cientos y cientos y más de cientos de
emboscados. Mundo virtual y real está a rebosar de comodones, quietistas por no
llamarlos de otra manera; personas “tras cortina” que siempre hacen mutis en el
foro: donde dije digo, digo diego. Personajes abundantes que ni siquiera son
capaces de abrir la boca aunque sea para emitir un quejido; sólo están
pendientes de mirarse en el espejo de otros a los que consideran sus
protectores y gracias a ellos malviven en estos y en otros territorios.
Pero ¡ojo al dato! Los emboscados cuando salen de su madriguera lo
hacen con altas dosis de soberbia que a ellos mismos les crea cierta alarma
porque no es la norma. Se sienten superiores. Generalmente ocurre cuando les han dado un papel de
protagonista circunstancial para que saquen pecho y mantengan el tipo. Sin
embargo, en esos momentos de cuasi esplendor es cuando más se quedan fuera de
juego, se sienten lejos de su sitio porque
que no están acostumbrados a ser personas de si mismo, sino eco de los demás.
El emboscado, en esa lamentable situación se encuentra difuminado
y por eso con disimulo dirige sus pasos a su madriguera donde reposa en el
silencio, la quietud y la degradación social. Ahí se encontrará perfectamente
bien ya que es el único dueño de su mundo miserable que sólo él sabe
administrar.
© Pilar Cárdenes
Esta entrada ya la publiqué en el 2009.
ResponderEliminarY seguirá actual, por años de los años...
ResponderEliminarsaludos
También lo creo, Liliana.
EliminarGente así las hubo, hay y habrá.
Quizás ahora cuentan con más armas para experimentar con sus miserias.
Saludos.
No importa, no está caducada, tu prefieres hablar de ellos (los emboscados) y yo obviarlos. Unos abrazos
ResponderEliminarEster, a veces hablarlo descansa el daño causado.
EliminarAbrazos
Hay muchos y tengo la sensación de que en el mundo real son inseguros, pequeñitos y se desahogan armando su personaje en el virtual.
ResponderEliminarBesos, Pilar.
Ahora se notan más...
EliminarMirella, creo qure La mediocridad nos invade por todos lados, en la red y fuera de ella.
Besos
Un texto estupendo porque siempre estará de actualidad. Creo que de emboscados está el mundo lleno, hasta uno mismo en algunos momentos de la vida, nos escondemos en nuestra cueva para no ver ni escuchar...
ResponderEliminarSiempre un placer leerte Pilar.
Un abrazo.
Elda llevas razón en que todos hacemos uso de la cueva. Es más, en ocasiones creo que es saludable y necesario. Pero maniobrar en la oscuridad para obtener un beneficio, como operan los "tras cortinas", eso es otro cantar.
EliminarMuchas gracias y feluz semana.
Un abrazo.
Pilar, yo que soy "nueva" en tu blog, me alegro que la volvieras a publicar. Me parece uan estupenda entrada y además no pierde ni mijita de vigencia, es de agradecer por muchos.
ResponderEliminarBesotes.
Mari carmen, me alegra saber que te ha gustado y, còmo no, tus amables palabras .
EliminarMuchas gracias y feliz semana.
BesOtes
Los hubo, los hay, los habrá
ResponderEliminarHay cosas que no cambian en la humanidad y no importa si la ventana es personal o virtual
Besotesssss escritora
Así es, Gizela.
EliminarBesotes!
Tu texto parece la introducción de una novela. Quizá sea el momento de lanzarse...
ResponderEliminarQué curioso, Ana Mª. No no lo es, pero tu apunte me ha servido para alguna cosilla que hay en el horno.
EliminarCada vez estamos más emboscados y acorralados, porque la vida por unas cosas u otras se nos complica cada vez más.
ResponderEliminarBesos.
Es lo que tiene cumplir años, querido Rafa...
Eliminar¡ Bendita niñez!
Besos
Hola Pilar, me quedo con aquellos emboscados que no se dejan emboscar..
ResponderEliminarGracias, buen día, besos embriagados..
Hola Don Vito, Yo creo que la mediocridad y la brillantez son incompatibles.
ResponderEliminarMuchas gracias, buena semana
Besos