El cielo se oscureció y, desde el mar, el viejo castillo de San Cristobal se mimetizó con el color para pasar desapercibido. Los atacantes no eran piratas..., era algo desconocido que mantenía a la ciudad desierta. Solo la iluminación de las farolas y de los hogares certificaban que la vida humana continuaba sobre el planeta.
Ojalá todos hagamos uso de la responsabilidad y del sentido común en la nueva etapa que comienza...
© Pilar Cárdenes
Ojala Pilar, termina el estado de alarma pero el virus sigue activo. Cuídate mucho siempre no te confíes. Abrazos
ResponderEliminarHola Pilar, cuanto tiempo!!. Pues sí, esperemos que así sea y todo el mundo seamos responsables, para ir esquivando esta situación hasta que haya un remedio.
ResponderEliminarUn abrazo. Me alegra que estés bien.
Fundamental la responsabilidad y el sentido común. Ánimo y que así sea. En todocaso, paciencia y mucha salud. Beso grande.
ResponderEliminarQué premonitorio sonaba entonces el buen deseo del buen sentido.
ResponderEliminarHasta pensábamos que, con el calor, desaparecería el peligro... Saludos