A principios del siglo XX, las mujeres de mi pueblo lavaban la ropa en una acequia cercana al barranco; único lugar donde compartían risas y secretos que los hombres debían ignorar. Entre ellas, las inseparables Petra y Pura. Un día salieron de sus casas y nunca llegaron al lavadero. Sin pista que seguir, se rastreó la zona durante meses y nada…
Años más tarde, empezó a circular la noticia de que habían sido vistas en diferentes lugares. Se cuenta que no envejecen, siempre van juntas y ataviadas según tendencias de temporada. La verdad es que jamás di crédito a la leyenda de las lavanderas hasta que recibí el siguiente mensaje:
Hola, me llamo Adela. Eres el primer número que me sale en la agenda del móvil. Te cuento: hoy conducía por una carretera y, desde la vaguada de un cambio de rasante, divisé a dos mujeres en medio de la vía. Andaban tranquilamente a pesar del reciente chubasco. Les metí varios bocinazos, pero no se apartaron.
Paré, bajé y les grité sin que se inmutaran. Entonces, sentí en mis carnes el lacerante nombre con el que mis padres tuvieron la ocurrencia de bautizarme, cuyo significado es el de “¡invisible!”.
Me senté en el arcén chorreante y lloré el ninguneo. De reojo las vi detenerse, gesticulando mientras hablaban, quizás discutían. Al rato se abrazaron. Una me indicó que dejara el coche y las acompañara a comprar lotería de Navidad. Y yo, sin razón que lo justificara, acepté la invitación.
Parecen simpáticas, sigo de caminata, aunque no tengo idea dónde estoy… Afortunadamente, conservo el móvil. Te iré contando cómo va la cosa y si encuentro la manera de regresar al coche. De momento no avises a la policía. Ahora que lo pienso, creo que tu número me lo dio el chico del supermercado cuando equivocó las compras, ¿te suena?
La veracidad del último dato me tiene desconcertada… ¡Claro que me suena!, no olvidaré la ansiedad tatuada en la cara del repartidor.
©Pilar Cárdenes
Hola Pilar. Impresionante historia, mucho misterio en este relato, supongo que seguirá porque me he quedado con muchas ganas de seguir leyendo, jajaja. No será el comienzo de un libro que estés escribiendo?, si es así, tienes clienta :))).
ResponderEliminarGenial, me ha encantado aunque no siga, porque deja ese regustillo a saber más.
Un abrazo y buen fin de semana.
Muchas gracias, Elda. Me hace mucha ilusión saber que te tendría de clienta. Sin embargo, no es el comienzo de una novela. Si te fijas en la etiqueta del post, podrás intuir por dònde van los tiros. :-))
EliminarUn abrazo y buena semana para ti tambièn.
Te lo decía porque me encantaron tus libros, Hábito blanco y Metempsicosis, y pensé que podría ser otro que estuvieras escribiendo...
EliminarUn abrazo.
Una historia muy apropiada para estas fechas.
ResponderEliminarCuidado con las carreteras y con las almas en pena que vagan por ellas.
Un saludo, Adela. Digo, Pilar.
Fruto de la casualidad con el día de publicación.Estos días el ùnico pensamiento es holoween y los muertos. No escribí que ellas lo estuvieran... :))
EliminarUn saludo Cayetano
Hace dos días que leo historias de muertes y desmuertes, la tuya es la más original. Un abrazote
ResponderEliminarQuizás esa originalidad se deba a que no era mi intención escribir un relato en ese sentido.
EliminarMuchas gracias y un abrazote.
Este texto es muy acorde para estos días. Me ha gustado mucho porque crea suspenso y el lector, mentalmente, va llenando a su gusto lo que no se dice.
ResponderEliminarBesos, Pilar.
Muchas gracias, Mirella. Me alegra saber que has captado otros matices que nada tienen que ver con estas fechas.
ResponderEliminarBesos y buena semana.
Apenas terminé el cuento, me fui a mirar el significado de Adela. ¡Wow! Sí que es fuerte que te llamen así.
ResponderEliminarSupongo que, siendo de pelo negro, el que mi nombre signifique "la de cabellos rubios", ha dejado huella y suelo fijarme en esto.
En Italia me impresionó conocer a una "Sombrita" (en realidad, Ombretta, pero es lo que significa) y pensaba en cómo se le puede dar ese nombre a una hija (me cuesta, hacerle una lectura positiva, a menos que nazca en pleno verano recalcitrante y ella te parezca una maravilla tan grande como una "sombrita").
Ahora sé, gracias a un precioso relato, que Adela sufre similar destino.
Un abrazo
Sigue deleitándonos
Muchas gracias, Flavia!
EliminarUn abrazo y buena semana.
Adela no se sitúa en el mapa, pero nos transporta a un ambiente donde las sensaciones lo impregnan todo. Esto no puede terminar así, querida Pilar.
ResponderEliminarMe encanta que hayas vuelto a las andadas…
Un beso
Hola Genma, me hace gracia lo de la vuelta a las andadas :-)) Quizás, tal vez sea una manera de matar el gusanillo, no lo sé...
EliminarBesos y feliz semana.
Hola Pilar, encantado de conocer tu espacio literario y además con un estupendo relato de suspense y misterio que son de mis géneros preferidos tanto en el cine como en la literatura.
ResponderEliminarUn gran saludo.
Muchas gracias, Miguel. Me alegran tus palabras y espero seguir visitándote en tu intersabte espacio de crítica cinematográfica.
ResponderEliminarUn saludo y feliz semana
¡Ay, Pilar! Ya me has dejado divagando y especulando sobre cuál podría ser la realidad de tus antiguas vecinas. A ver...
ResponderEliminarEso mismo me pregunto yo. A ver si Adela me dice de qué va la cosa...
EliminarMuchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarUn placer llegar hasta aquí y disfrutar de tu estupendo relato.
Un abrazo.
Hoy me has recordado a Edgar Allan Poe, el misterio y la intriga me han tenido prisionera en tu relato.
ResponderEliminarEncantada de haberte leído.
Cariños.
kasioles
Kasioles, me ruboriza la referencia que haces de mi humilde relato, aunque me alegra saber que te enganchó.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo y buena semana.
Gracias Pilar por tus letras.
ResponderEliminarIntentaré no perderte y seguiremos en contacto.
Cariños.
Kasioles
Disfrutando de su entrada Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, José Ramón.
EliminarSaludos
Vuelvo a reiterarte las gracias por tus letras de apoyo en mi espacio.
ResponderEliminarÁmbar, pese a ser una amiga virtual, tiene un algo que llega al corazón, se hace querer y, todo lo que a ella le suceda, repercute en esta gran familia bloguera que la quiere.
Ya sólo nos queda rezar.
Abrazos.
Kasioles
Entiendo...
EliminarUn abrazo grande y mucho ánimo para ti y para a toda su familia bloguera.