A las y veinte
minutos, el tiempo se movió en una rápida sacudida; cuando se detuvo, las horas
habían desertado. Aunque no fui consciente de ello hasta que salí de mi casa y llegué
a la playa después de recorrer calles vacías de una ciudad sin alma donde la piel del asfalto, alfombrada de cucarachas muertas, dejaba al
descubierto entrañas y esqueletos destrozados de las canalizaciones.
El sobrecogimiento
que me produjo todo aquello, me desquició por completo. Más tarde fui
tranquilizándome y busqué indicios que me llevaran a encontrar respuesta a tan extraño episodio; pero solo encontré la playa, y mi sombra
proyectándose bajo un sol inmóvil recostado al oeste. El mar no expresaba
elocuencia alguna, tampoco ofrecía su aroma de marea baja; el mar herido y cansado
había sido el último en sumarse a la fuga de las horas cuando entendió que la
luna no regresaría a reflejar el rostro sobre su superficie desolada.
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Muy bueno, pero ¡coño me has asustado!... Me he quedado pensando, y me he dicho;-ya está, el loco del americano, ya ha tirado por ahí, otras de esas bombas nuevas que están en marcha.-
ResponderEliminarBesos Pilar.
Ay qué bueno, Rafa, tu comentario me ha hecho reír, aunque encierra esa preocupación que tenemos...
EliminarMuchas gracias.
Besos
Un relato inquietante. Lo leo y me veo ahí mismo como si fuera el único habitante de la tierra.
ResponderEliminarAsombroso como trasmites esa inquietud, y llevas a un tiempo lejano que quizás no sea tan difícil imaginar y que pueda suceder algo parecido…
Un placer ha sido leerte en esta entrada.
Un abrazo
Me alegra saber que te llegué de esa manera.
EliminarMuchas gracias, Elda.
Un abrazo y felìz semana.
Las horas desertando y no sabemos si hacia adelante, las olas sin elocuencia que las haga marea y la luna de huelga. Desolador y a pesar de todo tiene encanto y encontrárselo es lo que me desconcierta. Un abrazo
ResponderEliminarY por rizar el rizo, quizás desertaron hacia otra dimensión que desconocemos.
EliminarMuchas gracias, Ester.
Un abrazo y feliz semana.
Ah caray!
ResponderEliminarCon más razón dejo la dieta y me voy primero por el postre!!!😜
Jeje
Muy ocurrente!!! 😊
EliminarMuy apocalíptico. El fin del mundo había llegado así -fuga de horas- sin previo aviso.
ResponderEliminarUn saludo.
Pue sí, el tiempo, tal y como lo conocemos, se movió y su consecuencia....
EliminarMuchas gracias, Cayetano.
Un saludo
Al leer tu relato me ha venido a la mente un sueño que tuve y era algo parecido. Gracias Pilar por pasar por mi blog y me quedo en el tuyo. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Ana, más que un sueño, debió ser una pesadilla espantosa!
EliminarMuchas gracias por acercarte, comentar y quedarte.
Un abrazo y feliz semana
Inquietante, realmente. Bien descrita una posible imagen que todos hoy tememos. Que sea solo eso, una buena prosa.
ResponderEliminarBien lo tuyo.
Saludos.
Navegante, creo que todos estamos de acuerdo en que ese temor, solo quede en una mala sensación...
EliminarMuchas gracias.
Saludos y buena semana
¡Aleluya! Los minutos dejarían de ser complemento de las fatuas horas tan soberbias ellas de siempre. Ascendieron al siguiente nivel.
ResponderEliminarUn abrazo
A saber si serán tan orugullosos y esclavizantes como ellas, aunque para lo que les va a servir...
EliminarUn abrzo
Dónde estarán las horas?
ResponderEliminarSe habrán fugado al tiempo de nunca jamás?
Que les vaya bien.
Besos intemporales.
Sé de alguien obsesionada con el tiempo y los relojes, que podría tener información...
EliminarCon la que ha caído, besos atemporalados
Yo también me hubiera sobrecogido...interesante e inquietante relato, al igual que Rafa Hernández, una imagina si no habrá arrojado la abuela de todas las bombas el majara del prepotente mandamás americano.
ResponderEliminarInvita a la reflexión.
Besotes.
Muchas gracias, mari carmen.
EliminarBesotes
Me has recordado el tsunami de Tailandia. Es posible que nada tenga que ver con ello, pero lo he recordado.
ResponderEliminarCiertamente impacta tu escrito.
Salu2.
Es tu percepción y no pasa nada, porque la asociación de ideas no está reñida con lo que verdaderamente ocurre.
EliminarMuchas gracias, Alfredo.
Saludos y buena semana
Esas "A las y veinte" tan bien contadas, las viví desde la cama mientras veía una película. De repente, la cama dio varios botes y el soporte móvil de la pared donde estaba el televisor se dobló, el aparato fue deslizándose hasta caer al suelo y allí quedó despanzurrado entre chisporroteos. Había sido un terremoto de 6,7º.
ResponderEliminarBSZSS
Ay, Ana María, qué segundos tan desconcertantes, y luego observar el escenario. Afortunadamente puedes contarlo y yo celebro que lo hayas hecho aquí.
EliminarBS y que tengas buena semana.
Hola Pilar, el tiempo también necesita su tiempo para madurar su tiempo..
ResponderEliminarGracias, pasa buena tarde, besos prematuros...
Bienvenido, Don Vito. Y en ese continua peregrinación continuará siendo el mismo tiempo.
EliminarBuenas noches y muchas gracias.
Besos
Escalofrío recorriendo todo el cuerpo ESCRITORA
ResponderEliminarQué manera de transmitir!!!
Y además de todo, con poesía. Las líneas sobre las horas y el mar cansado y la luna que ya no se vería en sus aguas... me mata
Besotessssss amiga
Vaya, Gizela!, me descolocas con eso de la poesía... Seguro que tienes la musa cerca, y te traicionó el subconsciente. Jajaja,
ResponderEliminarMe alegra que te gustara. Muchas gracias, amiga.
Besotes :)
Sobrecogedor texto angustiante.
ResponderEliminarTempus fugit, nunca mejor dicho.
Un abrazo, Pilar
Así es, nunca mejor dicho, Myriam
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
me gusta como escribes desde adentro de vos te salen las ganas
ResponderEliminarMuchas gracias, Recomenzar
Eliminar... el mar herido y cansado había sido el último en sumarse a la fuga de las horas cuando entendió que la luna no regresaría a reflejar el rostro sobre su superficie desolada.
ResponderEliminarEstupendo relato Pilar, un gusto pasar por tu espacio, cuando gustes te espero por el mio.
Abrazos.
Bienvenida y gracias por la visita, Adriana.
EliminarEn cuanto pueda me pasaré por tu espacio.
Abrazo
¡No quiero que lleguen las siete y veinte minutos! Tú relato me ha producido escalofríos, pensando en una posible realidad Pilar.
ResponderEliminarAbrazos.
Si no quieres que lleguen será que todavía tienes horas...
EliminarMuchas gracias, Conchi.
Un abrazo
intrigante, me gusto como juegas con el tiempo...
ResponderEliminarsaludos!
Muchísimas gracias, Carlos, te visitaré en cuanto pueda...
EliminarPor causas que no vienen al caso, ando sin tiempo para el blog.
¡Saludos!
Hola Pilar, cuanto tiempo, espero estés bien.
ResponderEliminarVengo a saludarte y a decirte que me encantó tu libro, El hábito blanco. Hacía mucho que no leía una libro que me entretuviera tanto.
Un abrazo, y feliz verano.
Elda, celebro que "Hábito blanco" fuera de tu agrado. ¡Un lujo para mi! Muchísimas gracias por leerlo, por acercarte a saludar y decìrmelo.
EliminarFelz verano para ti tambièn.
Un abrazote!
Sí, Pilar, inquietante. Las cucarachas son unos de los picos y caso únicos animales inmunes a la radiactividad. Como siempre tus relatos son ta geniales como imaginativos. Me pondré en contacto contigo de forma privada y echaremos una cháchara. M
ResponderEliminaris felicitaciones y Un gran abrazo.
¡Hola, Antonio!, qué gustazo verte por aquí.
EliminarAgradezco tus palabras y, ya sabes, cuando quieras echamos una parrafada :-))
Un abrazo