24 mar 2017

RED DE REDES Y NAUFRAGIOS

Llevo infinidad de internautas en la bodega de mi casco hundido. Durante los primeros tiempos de su estancia en la red, creyeron que el medio era amable con ellos. Estos espectros se confiaron al tener todo a su disposición. Hubo quienes pensaron en la posibilidad de experimentar una segunda vida al amparo del anonimato, otros se introdujeron en chats y redes sociales abducidos por la quimera. Soltaron amarras y entraron en aguas peligrosas, a la vez que relegaban innumerables tareas inmediatas: relaciones sociales en persona, familiares, sexuales e incluso otras de las que dependía su subsistencia.
También los hubo que se salvaron del naufragio; escogieron otro buque conscientes de la vulnerabilidad de esta nueva manera de relacionarse. Entonces y ahora, surcan los mares virtuales con cautela, sin sentirse abducidos por los últimos sistemas de mensajería, o cualquier aplicación de las múltiples que aparecen cada día. Avezados navegantes que manejan con destreza el timón, virando y poniendo rumbo a otros mares cuando no están a gusto con los vientos que soplan. Un vez izado el velamen, disfrutan el momento de la empopada hacia una nueva aventura... ¿La última quizás?

Oleo 48x38 Isabel Ramirez, 1947                                                                                                           © Pilar Cárdenes

10 mar 2017

UNIDOS POR LA LECTURA

En el edificio solo quedaban dos vecinos: Manuel, un hombre melancólico que escribía sobre su soledad, y Gilberto. Berto, para los amigos, tenía una personalidad extremadamente positiva que lo convertía en un ser arrogante e insensible. Sin embargo, en el bar ubicado bajo sus casas, lograron una cierta amistad al darse  la feliz coincidencia de que ambos eran lectores empedernidos.
Al principio disfrutaron de sus conversaciones sobre novelas interminables que leían a la misma vez, novelas de personajes tórridos en tramas farragosas. Pero, con el tiempo, se desdibujó la línea de la realidad, y la ficción empezó a acompañarles como sus propias sombras, lo que les provocó una mutua desconfianza. Pasaban noches horribles viviendo tan cerca el uno del otro, sintiendo la presencia invisible que espiaba, a saber con que fin; acabaron por dejar de verse
Meses más tarde, el melancólico se esforzó en el sencillo acto de volver al bar, y lo consiguió. Berto estaba en una mesa del exterior bebiendo un cubata y con la indiferencia propia de quienes han perdido la confianza en algo sin saber lo que es, mientras el limpiabotas dejaba sus zapatos como espejos. 
Actualmente, Manuel y Gilberto,  si se cruzan en la escalera, en el bar o en la calle, no se saludan. Los dos han recibido la orden de desahucio por demolición del edificio y, con idéntico gesto socarrón, las han tirado a la basura, convencidos de que son artimañas del vecino.

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Pilar Cárdenes

1 mar 2017

MARÍA MOLINER, 50 AÑOS DE SU DICCIONARIO


Este blog recién nacido se viste de gala para unirse a la celebración del 50º aniversario de la primera publicación del “Diccionario de uso del español” María Moliner. Mi admiración por esta mujer llega hasta tal punto que en la novela “Metempsicosis”, donde desde el futuro se hacen guiños al pasado para comprender su presente, uno de los personajes principales lleva su nombre.
Pequeño fragmento:
“Por ver si se callaba de una vez, pregunté a María si le habían dicho que llevaba nombre de ópera. La risotada de Violeta, mientras se apuraba en contestar, nos sorprendió a los dos:
—Tancredi me contó que, aunque sea humana, con su defecto no encontraban ninguna ópera que pudiera llevar…, ni tan siquiera la de un personaje secundario. Al principio la llamaron “humana”, a secas, ¿recuerdas? —dijo sin esperar respuesta, pues debía continuar su disertación —Tuviste la fortuna de que el bibliotecario lograse dar con “María Moliner”, una ópera sobre la historia de una mujer condenada al ostracismo, que había dedicado su vida a las letras,  o algo así… Sin embargo,”


© Pilar Cárdenes
Metempsicosis: fragmento